Datos superfluos

sábado, 26 de septiembre de 2009

Vivir aquí


Me he trasladado a hacer vida a una urbe el doble de grande que mi ciudad natal. Me siento tan poderosa, curiosa y fácilmente impresionable como una niña de preescolar. Todo es nuevo, grande, bonito y a veces potencialmente peligroso. Hay mucha gente. Mucha, mucha gente. Por las mañanas me paro durante 5 min. en la estación de trenes a observarles. Cómodamente, en esos 5 minutos, quizás haya visto pasar a 400, seguramente más, personas distintas. Me gusta caminar junto a ellos, y no entre ellos (esta diferencia les cuesta mucho de distinguir a determinados individuos). Las masas de gente son eso. Masas de gente con sus quehaceres, con sus cestas de la colada y su ropa por planchar, con su color favorito, con problemas, sin problemas, con sus zapatos nuevos, con sus planes para el finde y el detergente sin comprar (cuando te das cuenta de eso y dejas de ser el tipo gilipollas que se cree único en su especie, te aseguro que sienta muy bien).

Me gusta como visten muchas personas aquí, sobretodo porque no parece que se hayan tenido que pasar 2 horas delante del armario para elegir algo que les quede bien, sino que parece que todo lo que se ponen se acopla perfectamente a ellos.
También he descubierto la rutina de una gran ciudad con horas puntas, retrasos, gente corriendo hacia todos los lados, personas en la calle a cualquier hora, de cualquier tipo, de cualquier lugar, para cualquier cosa.

Aún así, no soy una persona que pueda vivir perfectamente en una ciudad así, tan grande.
Tengo la gran suerte de vivir en un pequeño pueblo, junto a un gran parque natural. Y cuando bajo del tren huele a hojas verdes y agua. Entonces llego a casa y me espera una perrita llamada Simba que da saltos al verme y un plato de lentejas de bote calentadas que sorprendentemente están riquísimas.

Solo quería que supieras que gracias a tí vivir aquí es lo mejor que me ha pasado nunca.

2 comentarios:

Señor Lobo dijo...

uf para mi si en el dia a dia me esperaran lentejas al llegar a casa seria el infierno

Anónimo dijo...

Me alegro un montón de tu (vuestra)felicidad.

Mucho.


Mua :)